¿EL VINO A GRANEL SE PONDRA DE MODA?
El vino a granel podría ponerse de moda, aunque no en un día de estos. Esta es la impresión que tengo desde que voy conociendo más este género vinícola. Un vino cuya calidad es bastante mejor que hace tan sólo 5 años.
Existen elementos que confirman esta idea, como por ejemplo, el desencanto por la guerra de precios del vino embotellado del lineal del supermercado que, en ocasiones, conduce a rebajar la calidad. Por otro lado, el consumidor, que compraba vinos más caros en los tiempos de bonanza económica, ahora se resiste a llenar la cesta de la compra con vinos más baratos, ante la duda de la calidad. La solución podría pasar por la venta sin complejos del vino a granel. Término que siempre ha tenido un carácter peyorativo en nuestro país frente a otro tratamiento de tradición y autenticidad que italianos y franceses, más receptivos al “vin en vrac” servido en jarra de cristal, han venido practicando. Existen empresas en el país vecino http://www.vinenvrac.ca/marche-a-suivre.phpque proponen adquirir vino a granel y que cada uno lo embotelle en casa siguiendo sus instrucciones.
Ante todo, hay que explicar la significación social del granel. El antes llamado vino corriente o vino de pasto, ha tenido, hasta hace bien poco, un razonado desprestigio en la historia contemporánea del vino español. Ha sido víctima de las carencias técnicas y la baja profesionalidad de los “químicos”, como así llamaban a los enólogos escasamente preparados. Cada uno de ellos atendía una ingente cantidad de cooperativas y pequeñas bodegas familiares desempeñando más la función de “médico del vino” para que no se estropee, que la de mejorar su calidad.
Hoy es imposible este retrato. La tecnología del acero inoxidable, la asepsia por medios físicos y el control térmico, no sólo ha abaratado la elaboración, sino que el vino es más limpio de aromas y sabores y conserva más tiempo el carácter primario o frutal. Es decir, igual que cuando hace 30 años bebíamos del depósito el vino recién elaborado pero que decaía tan pronto se almacenaba en las tinas de cemento. Hablar hoy de “vino malo” sólo puede ser un eufemismo heredado de épocas pasadas de vinos infectos “venta al público”. Si alguien hace un vino malo es porque quiere, y los hay. Son las bodegas locales que venden un tipo de vino tradicional que gusta en la comarca y que en un consumo generalista sería rechazado. Bodegas capaces de producir mejores vinos, pero que haciéndolos perderían a la parroquia fiel a ese vino defectuoso.
CUESTIÓN DE ENVASES
No se trata de volver al granel puro y duro de la cisterna a pie de taberna, del garrafón ni a la bota de San Fermín, sino de utilizar otros envases mas asépticos que puedan contener en uno sólo, el contenido de 12 botellas, ahorrándonos el peso y la fragilidad del vidrio, con un precio inferior, sin merma de la calidad. Si el vino de la bota sanferminera se aceptaba por lo que de social tenía, a pesar de alterar el sabor; al tiempo que el “vino de garrafón” se despreciaba por la baja calidad del contenido, es bien cierto que gran parte de los defectos no eran propios del vino, sino fruto de las alteraciones que sufría en las garrafas al consumirse directamente de ellas en contacto permanente con el oxígeno. ¿De qué envases asépticos hablo? Del bag-in-box. Una caja de cartón en cuyo interior se halla una bolsa con un tejido resistente lleno de vino al vacío con un grifo-válvula expedidor que impide la entrada del oxígeno, de tal modo que el vino se mantiene con sus características todo el tiempo razonable de consumo.
El desconocimiento que el consumidor español tiene de este envase es propio de la idiosincrasia de aborrecer todo lo que no sea el retrato tradicional de la botella y el corcho. Es un invento que lleva en el mercado más de 40 años. Por esta razón el vino en bag-in-box ha sido comercializado fuera de España, principalmente en los mercados nórdicos, más pragmáticos en la calidad del vino que en las formas de presentarlo. En España lo he visto algo en Andalucía, sobre todo para envasar el fino para los bares y tabernas. Es evidente que los nuevos bebedores se cuentan entre los jóvenes, con menores ataduras con la tradición y mucho más receptivos a las novedades. Un factor a tener muy en cuenta es que este envase está mas cerca de la modernidad gráfica, de las nuevas tendencias del packaging gracias a la mayor superficie del embalaje lo que permite toda una creatividad estética en tono desenfadado muy acorde con los modos juveniles del beber. El escenario más propicio para el bag-in-box sería los wine bar y restaurantes de venta por copas en pizarra.
Alguien pensará que estoy cargándome “el certificado de origen” que es la botella. Partamos de la base de que de lo que se trata es de cambiar de envase más seguro y barato y, por lo tanto, con los mismos controles de calidad y origen. Incluso, me refiero también al llamado Vino de Mesa, absurda categoría en donde están integrados excelentes vinos que están proscritos de su identificación territorial. Conviene decir que en este tipo de vinos (entre 1 y 3 euros en el supermercado), por su producción más industrial (rendimientos más altos de cultivo, sobre todo sin selección previa de uvas) no se perciben en el sabor las zonas de origen ni siquiera las variedades, si bien son frescos, frutosos y fáciles de beber. Por tanto, es un vino que únicamente debe aspirar a ser un buen y agradable acompañante en las comidas.
EL GRANEL TAMBIÉN TIENE SU SALON
En estos tiempos el vino a granel ha cambiado de formato y de mentalidad de sus elaboradores. Así lo pude comprobar hace dos semanas y por segundo año consecutivo en Ámsterdam, en la World Bulk Wine Exhibition (Feria mundial del Vino a Granel) www.worldbulkwine.com. Un certamen que, año tras año, se va consolidando con gran éxito con un 30 por ciento de incremento de expositores. En esta edición por primera vez los participantes españoles, que en las anteriores ediciones eran mayoría, se quedaron por debajo de franceses e italianos por falta de mercancía. Esto es debido a la impaciencia del sector granelista por vender a costa de bajar los precios desmesuradamente, agotándose la mercancía antes de tiempo, reducir la oferta y, en consecuencia, subir los precios. Lo que se gana reduciendo rápidamente stocks, se pierde no acudiendo a las ferias por falta de mercancía. No obstante, este mercado va tomando otro signo cuando ya el vino a granel se produce a nivel tecnológico y sin ningún defecto generado por la elaboración o añadido por la mala conservación en los depósitos. Es el mismo que se embotella para el lineal del
supermercado y capaz de figurar como un buen vino de la casa de un restaurante de 20 euros el menú. No debemos olvidar que este segmento vinícola supone el 85 por ciento del consumo mundial del vino. Ese producto, aunque sin casta ni “terroir”, es agradable de beber de modo desenfadado en cualquier rincón del planeta. Lo más destacable del Salón es la consolidación del granel varietal español, cotizándose al alza la tempranillo, cabernet sauvignon, syrah y garnacha tintorera, potentes, intensos de color y adecuados para sesudas mezclas con vinos más ligeros. La opinión de algunos compradores extranjeros sobre los vinos españoles es que les parecieron los graneles más caracterizados, con más potencia de sabores y menos diluídos.
El mercado internacional del granel está en alza. Chile ha pasado de vender a los EE.UU. 23 millones de litros el año pasado a 200 este año; Australia está incrementando considerablemente sus ventas de granel a Inglaterra y de igual manera los sudafricanos. Es posible que la crisis haya contribuido como una fórmula de abaratar costes embotellando en destino. Pero también he repetido en otros artículos que las mejores técnicas de elaboración y los mayores controles informáticos comienzan a restar vulgaridad al embotellar fuera del origen del vino. Estoy convencido de que con miras al ahorro de costes, la sostenibilidad y menos gastos de energía en el transporte, en un futuro no muy lejano el embotellar en destino vinos del segmento medio y bajo, será una práctica habitual y no menos rigurosa en el control de origen. Hoy también han mejorado considerablemente los sistemas de transporte incluso llegar al Flexitank, que es un novedoso y gigantesco bag-in-box tipo cisterna que mantiene intactas las características del vino. No nos engañemos, el granel es en la actualidad un vino tecnológico. Un vino de trago fácil que está más cerca del consumo gastronómico que el consumo sensorial en donde aparecen los vinos más complejos.
ARTÍCULO DEL BLOG DE JOSÉ PEÑÍN